Existen varias razones por las que elegir un motor de coche diésel, como el ahorro de combustible, menores emisiones y revisiones de mantenimiento más baratas y menos frecuentes que las de los vehículos con motor de gasolina.
Sin embargo, hay que realizar un correcto mantenimiento del coche diésel si queremos que dure el mayor tiempo posible y esté en el mejor estado.
4 consejos para un correcto mantenimiento del coche diésel
1. Limpiar el motor
Dado que los motores diésel suelen tener una vida útil más larga que sus homólogos de gasolina, pueden beneficiarse de una limpieza más frecuente. Después de todo, cuando un vehículo recorre distancias más largas y realiza tareas más exigentes, acumula más suciedad y polvo en el motor.
Cuando la suciedad se acumula en los componentes del motor, se acorta su vida útil e incluso puede llegar disminuir la eficiencia del combustible. Además, si resides en una zona de nieve, las piezas y partes del motor del coche pueden desgastarse más rápidamente debido al contacto con la sal de la carretera, lo que intensifica el óxido y la corrosión.
La limpieza del motor puede no ser fácil, pero es importante a la hora de cuidar tu coche diésel. No olvides consultar, antes de empezar a limpiar, el manual del coche. Algunos componentes del motor pueden no ser resistentes al agua, así que consultar el manual de tu coche diésel es necesario para comprobar si es seguro limpiar con una manguera. En el caso de que tu coche tuviera zonas sensibles al agua, puedes utilizar bolsas de plástico para proteger esas partes.
Qué necesitas para limpiar el motor de un coche diésel:
- Un cepillo para llegar a los rincones y grietas.
- Una esponja húmeda para limpiar.
- Un desengrasante para disolver la suciedad.
Eso sí, es importante que te asegures de que el motor está frío antes de empezar a limpiarlo y de usar un equipo de protección como gafas y guantes.
Sugerencia: Si prefieres no usar agua, considera usar la configuración baja de un soplador de hojas para limpiar el polvo del compartimiento del motor.
2. Revisa el filtro del aire
En la mayoría de los coches, incluidos los diésel, el filtro de aire se encuentra bajo el capó, dentro de una caja rectangular colectora de aire frío que se encuentra cerca de la parte delantera del compartimento del motor.
Un filtro sucio puede «ahogar» el motor, forzándolo a usar más combustible para obtener potencia y la aceleración. Por lo general, hay que cambiar el filtro de aire cada 20.000 km, o llevarlo a revisar si notas una disminución de la potencia del motor, una aceleración más débil o un mayor desgaste del motor.
3. Mantenimiento del radiador del motor.
El radiador de un coche lo mantiene frío transfiriendo el calor del motor al aire. Pero, ¿cómo funciona este proceso de refrigeración? Primero, el anticongelante (o refrigerante) recorre el motor «recogiendo» el calor. El refrigerante caliente vuelve al radiador, que disipa el calor en el aire. A continuación, el anticongelante recién enfriado vuelve al motor, repitiendo este ciclo.
Dado que los motores diésel tienden a funcionar con más calor que los motores de gasolina, sus radiadores están sometidos a temperaturas más altas, lo que puede provocar un sobrecalentamiento. El sobrecalentamiento puede deformar los componentes del motor, como los cilindros y las juntas, lo que a la larga puede provocar un fallo completo (y potencialmente irreparable) del motor.
Un mantenimiento adecuado del sistema de refrigeración, como el cambio regular del refrigerante o del radiador, es una buena manera de ayudar a prevenir el sobrecalentamiento de un motor diésel.
¿Cómo se realiza el mantenimiento o cambio de radiador?
- Se bombea un líquido de limpieza especializado a través del sistema de refrigeración y del radiador.
- Se elimina el óxido y las impurezas del anticongelante.
- El sistema se rellena con nuevo anticongelante para ayudar a que se enfríe de forma eficiente.
¿Cómo sé si tengo un problema con el radiador o la refrigeración?
Tendrás problemas con el radiador o refrigeración del coche diésel si notas lo siguiente:
- Fugas de líquido de color naranja o verdoso en la superficie bajo su tarjeta.
- Olor a jarabe de arce procedente del motor.
- Vapor que sale de debajo del capó
4. Cambiar los filtros del combustible.
Los vehículos de gasolina tienen un único filtro de combustible, pero la mayoría de los motores diésel tienen dos: un filtro de combustible primario entre el depósito de gasolina y el motor y un filtro secundario entre la bomba de transferencia y los inyectores de combustible.
Debido a la naturaleza menos refinada del diésel, el combustible tiende a absorber más agua de la condensación en el depósito, lo que lleva a muchos fabricantes a construir motores diésel con dos filtros de combustible.
Cuando hay partículas de agua en el gasóleo, pueden ocurrir algunas cosas en el motor:
- Podría notar una disminución de la potencia.
- El motor podría calarse.
- Los inyectores de combustible podrían explotar.
Ya sea que lo conduzca por trabajo, por placer o por ambas cosas, debes realizar un mantenimiento del motor. De esta manera, no sólo consumirás menos combustible, sino que también aumentarás la vida útil de tu coche diésel.